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Comunicación y Estrés


La comunicación es un proceso humano, continuo e inevitable. Se dice que es imposible para las personas no comunicar, aunque estemos en silencio algo estamos diciéndoles a los demás. Por eso es que la habilidad de comunicación es crucial para nuestra convivencia. Lo normal parece ser que la comunicación sea algo positivo, que puede representar un alivio para las personas cuando nos desahogamos de algún sentimiento, nos permite conocer a los demás, coordinarnos, compartir puntos de vista y experiencias, en fin, es una herramienta extraordinaria. Pero al mismo tiempo, la comunicación puede ser una fuente de mucho estrés, generando incomodidad y frustración. Los conflictos suelen partir por lo que alguien dijo o no dijo, por la forma en que lo hizo, o a quién se lo dijo. Este es el lado “oscuro” de la comunicación. Me gustaría compartir con Uds. algunas sugerencias para mantener la comunicación en el lado “positivo”.

En primer lugar la cantidad es importante. El exceso de información, por cantidad o por frecuencia, puede generar rechazo de los demás. Al exagerar la cantidad de información corremos el riesgo de agobiar a la otra persona, enviándole tanta información que finalmente la persona se cierra a seguir escuchando o simplemente se aleja. Por ejemplo, hay personas que tienen el hábito de estar hablando permanentemente. Su personalidad suele ser extrovertida, y necesitan de recibir estimulación desde el mundo exterior. El riesgo en estas personas es justamente agobiar a los demás. Mi sugerencia es que si Ud. es una persona extrovertida, manténgase atento a controlar intencionalmente la cantidad y frecuencia de veces que habla. ¡Haga pausas intencionales, aunque no le parezca que sean necesarias, y utilice preguntas con frecuencia para dejar hablar a los demás, claro que no caiga en la tentación de contestárselas Ud. mismo!

Sea cuidadoso en los temas que aborda. Cuando una persona se mete en asuntos que al otro no le interesan o no quiere compartir, se despiertan rápidamente las defensas. Dependiendo de la personalidad del otro, puede reaccionar de diversas maneras, desde agradeciendo con cortesía su preocupación, hasta agrediendo al que le pregunta. El resultado va a ser siempre el mismo: la otra persona no va a conversar de lo que no quiere conversar. Así es que le sugiero que piense anticipadamente en los temas que va a plantear en sus comunicaciones, y tenga siempre una alternativa en caso de que no pueda cubrir todos los temas que le gustaría en ese momento. Seguir insistiendo va a estresarlo a Ud. y a los demás.

Todos sabemos que lo que dice con palabras es sólo parte de nuestra comunicación. Hay muchos estudios disponibles que demuestran que nuestra comunicación no verbal es importante, lo que incluye desde nuestra posición corporal hasta la expresión de la cara. Como el estrés se nota en todo lo que hacemos, le sugiero que cuando esté muy tenso o nervioso considere un tiempo para relajar el ambiente antes de abordar los temas relevantes. Por ejemplo, puede mencionar su propio estrés a la otra persona, quién seguramente va a empatizar con Ud. porque en más de alguna ocasión habrá sentido lo mismo. Los minutos invertidos en relajar el ambiente suelen ser una excelente inversión.

Otro aspecto que le puede ayudar a superar el estrés que genera la comunicación es la selección de los medios apropiados. Como han crecido las alternativas disponibles, la combinación que decida utilizar puede ser crucial. Por ejemplo, ahora Ud. puede enviar un chat por su celular, incluyendo videos, fotos, mensajes de voz, o simplemente texto. Luego puede hablar por celular, o vía el teléfono fijo, enviarle un email por su correo de Outlook, por LinkedIn, o por Facebook, o bromear por Snapshat. En la selección le sugiero que tenga en cuenta dos aspectos. Uno son las características propias del medio, especialmente cuánta comunicación no verbal permite incorporar. En general los medios escritos sólo permiten el texto, con algún complemente con emoticons que no son muy precisos, pero algo ayudan. O sea que, si se trata de asuntos más de contenido, específicos, lo ideal puede ser el mensaje escrito. Pero si hay un componente emocional, le sugiero el que tiene voz o video, como el celular, o teléfono fijo o bien video conferencia. El otro aspecto clave es la preferencia del receptor. ¿Está en la oficina o casa habitualmente, o pasa mucho tiempo en la calle? ¿A qué hora está ubicable? ¿Recibe el email en su celular? ¿Cuánto usa las redes sociales? ¿No le gusta recibir llamados de trabajo por el celular? Los hábitos pueden ser muy distintos de una persona a otra, así es que la clave es que lo conozca y elija intencionalmente la forma de comunicarse. Esto significa que con distintas personas se pueden requerir diferentes formas de comunicación.

La oportunidad de la comunicación es otro elemento clave en el nivel de estrés. Elegir el momento es importante, porque nos permite definir el tiempo que tenderemos disponible. Por ejemplo, los mensajes por chat o por correo son asincrónicos, es decir, no necesito coordinarme con la otra persona para comunicarme, porque lo recibe cuando abra la aplicación. Eso implica que puedo redactar el mensaje con tranquilidad o aprovechando cuando tenga tiempo y esperar la respuesta, eso disminuye el estrés de la sincronización como cuando lo estoy llamando por teléfono y espero que me conteste. Le sugiero que piense en la mejor combinación de medio y oportunidad antes de comunicarse.

Estoy seguro de que con estas sugerencias la comunicación puede ser un verdadero aporte a su calidad de vida.



Eduardo Saleh Sabat

Psicólogo Organizacional

Julio 2017

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