.La pandemia parece en retirada. Estamos volviendo a las oficinas, con reuniones presenciales y actividades sociales cada vez más frecuentes. Los desafíos del trabajo en equipo están de regreso, o tal vez nunca se fueron, sólo estaban camuflados bajo la pandemia. Como sea, siguen siendo bastante parecidos a los que hemos tenido siempre, pareciera que los humanos seguimos siendo los mismos.
La comunicación clara entre todos los miembros del equipo, incluyendo al líder, es imprescindible para que funcione bien. Necesitamos que sea abierta y franca para que las personas se sientan cómodas trabajando entre ellos. Lo ideal es que exista mucha fluidez en lo que se comparte, incluso en los temas más delicados. Creo que todo lo que se pueda mejorar en esta habilidad en los miembros y en el líder ayuda a que el equipo funcione mejor.
La coordinación es también un desafío permanente del líder para que su equipo aproveche los recursos que tiene y pueda alcanzar sus metas. Por mucho esfuerzo que realicen las personas para coordinar sus acciones entre sí, el líder es el principal encargado de asegurar que la información fluya oportunamente, de proveer los materiales, sistemas y la tecnología que necesiten, de gestionar los asuntos relacionados con las personas y de clarificar las metas y lo indicadores de éxito del equipo.
Otro desafío permanente, especialmente en nuestra cultura latina, es cómo promover la responsabilidad personal en el cumplimiento de los compromisos adquiridos. Muchos líderes se quejan de que están agobiados haciendo una serie de tareas. La mayoría de las veces que he podido identificar y precisar cuales son esas tareas, me he dado cuenta que casi todas son tareas que deberían estar realizando los miembros del equipo, pero que por distintos motivos terminan delegándolas en forma inversa, o sea, se las traspasan a sus jefes.
Cuando participamos en un equipo, debemos conceder algunas cosas para sostener el funcionamiento del equipo, en el sentido de que es probable que no puedas hacer las cosas tal cual como me gustaría, porque deberás adaptarte a lo que quieren hacer los demás también. El beneficio de trabajar en equipo tiene un precio, no puedes conseguirlo todo, lo que ganas por trabajar en equipo es a cambio de algo.
La empatía es siempre una habilidad bienvenida y dentro de un equipo con mayor razón. La forma de detectar si es que tienes empatía es verificar si es que puedes preguntar, entender y hasta explicarte por qué la otra persona piensa o siente como lo hace, a pesar de no estar de acuerdo y, mejor aún, si es que piensas que está completamente equivocado. Si mantienes la calma y puedes seguir haciéndole preguntas neutrales para mejorar tu entendimiento de lo que piensa y siente, quiere decir que estás siendo empático.
Los objetivos son la principal vitamina para un equipo. Motivan a las personas a hacerlo mejor, le permiten medir su avance y, en definitiva, le dan sentido a su existencia. Al menos en las organizaciones, los equipos existen para lograr algo, de lo contrario no tendrían razón de ser. El líder es vital para el adecuado manejo de estos objetivos. En primer lugar, son responsables de establecerlos o, en su defecto, de transmitirlos desde el nivel organizacional que corresponda.
En segundo lugar, los líderes tienen la misión de asegurar que todos los miembros comprendan a cabalidad los objetivos y los asocien con claridad a su trabajo diario. En otras palabras, cada persona debería poder explicar cómo es que el trabajo que está realizando ayuda a cumplir con el objetivo definido para el equipo. Esta es una tarea difícil, que obviamente no se puede hacer enviando un email a todos sus colaboradores describiendo el objetivo una vez al año. Es un trabajo minucioso, que tiene que hacerse considerando las motivaciones de cada colaborador y puede tomar una gran cantidad de tiempo, pero es algo ineludible. Si no lo logra, el líder se sentirá remando sólo o, lo que es peor, sentirá que rema para un lado mientras el resto rema en la dirección opuesta.
Una labor crucial del líder es alinear a los líderes informales para evitar que surjan objetivos equivocados o contradictorios con el verdadero propósito del equipo. Es muy común que las redes informales interpreten de distintas maneras lo que se le pide al equipo, agregando o distorsionando lo que espera la organización. El líder debe estar muy atento a estas desviaciones y actuar con firmeza y claridad para nadie tenga ninguna duda del camino a seguir.
Eduardo Saleh Sabat
Psicólogo Organizacional
Mayo 2022
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