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Editorial: eLearning


El aprendizaje a través de medios electrónicos puede ser un excelente complemento a las instituciones de educación y capacitación. A medida que la realidad virtual y los programas con inteligencia artificial se perfeccionen, las posibilidades se van a seguir multiplicando. Es necesario, eso sí, distinguir los aspectos de metodología o forma de los asuntos de contenido.


El eLearning es una forma de aprendizaje, que resuelve la forma en la que el alumno aprende, por lo que no se debería esperar que mejore el contenido de lo que se aprende per se, es solamente una ayuda.


Las ventajas de la utilización de la tecnología son clarísimas. Lo primero es la facilidad para aprender en cualquier lugar y hora. Basta con tener la conexión a Internet y un equipo para acceder. Esto permite evitar los desplazamientos, las diferencias horarias y las fronteras. Incluso, las alternativas para desarrollar estos programas se hacen cada vez más accesibles y con interfaces muy intuitivas.

Los desafíos de esta excelente herramienta no son menores. En primer lugar, hay que luchar contra la ilusión de que las personas aprendemos sin interacción, sólo escuchando, leyendo o contestando preguntas. Por muy bueno que sea el diseño del programa de eLearning, va a estar siempre basado en la iniciativa del alumno. Así es que los buenos alumnos, que tienen curiosidad, habilidad de comprensión lectora y motivación por aprender van a sacar provecho, pero el 80% restante con suerte van a completar el programa. El segundo desafío es el tiempo y recursos que se requieren para hacer un buen diseño. El eLearning requiere de interacciones sincrónicas para lograr un nivel aceptable de aprendizaje, lo que demanda un diseño inteligente. Necesitamos invertir con especialistas que tengan la experiencia y capacidad para adaptar el diseño al grupo de alumnos a los que estará dirigido el programa. De nuevo, eLearning tiene que enfrentar la ilusión de que basta subir una presentación de Power Point a una plataforma en la Web para tener un buen curso. Si bien se puede hacer a un costo muy bajo, el aprendizaje sin un buen diseño es muy limitado. El tercer desafío es la disciplina de los alumnos. Los hábitos de los escolares se han ido debilitando, desde los aspectos más formales como no usar uniforme hasta los hábitos dentro de la sala de clases. Esto ha ido desmejorando significativamente el nivel de ingreso de los postulantes a las empresas. Para que un programa de eLearning funcione bien, se requiere una supervisión muy estrecha de la jefatura y del área de recursos humanos para asegurar que se cumplan los plazos y las exigencias mínimas. El cuarto desafío es la inclusión de interacción sincrónica. Esto significa que necesitamos incluir a un profesor que interactúe con los alumnos en alguna parte del programa para lograr los resultados. Tenemos que coordinar fechas y horarios, en contra de la promesa de que los alumnos pueden estudiar a cualquier hora y en cualquier lugar, consiguiendo que en cierto momento, todos los alumnos hayan avanzado lo suficiente para que puedan aprovechar la sesión con el experto. Tenemos también que disponer de los recursos económicos, para pagar al profesor, y de los lugares o conexiones a Internet con buen ancho de banda para los videos llamados. Otro desafío es lograr que los alumnos hagan sus tareas. Ya sean actividades pre-curso, como lecturas o encuestas, o bien actividades post curso, como encuestas de seguimiento o aplicación de lo aprendido, los alumnos tienden a pensar que el curso ya terminó y, por lo tanto, no hay mucho más que hacer. Vuelven a sus trabajos y los devora “la máquina”: tienen que contestar emails, operar un equipo o atender pacientes. La rutina del trabajo y las exigencias del día a día difícilmente dejan tiempo para reflexionar acerca de cómo aplicar una nueva técnica de programación o las medidas de seguridad para operar dentro de una bodega. Tal vez el mayor desafío está en la práctica de las habilidades. Cuando se trata de aprender nuevos conocimientos, entiéndase conceptos o modelos conceptuales, la lectura cuidadosa de un buen programa de eLearning puede lograr que al alumno aprenda e incluso que se llegue a aplicarlo a alguna situación real. Pero cuando se trata de desarrollar habilidades, por ejemplo, para manejar los conflictos dentro de su equipo de trabajo o para diseñar soluciones arquitectónicas en los espacios públicos, la lectura y los ejercicios posibles de realizar en una pantalla no van a a ser suficientes para desarrollar en la persona nuevas habilidades. Se requiere la guía de un instructor que le de retroalimentación a medida que el alumno lo haga, que identifique la forma como está enfrentando la situación y le sugiera o le haga reflexionar acerca de una nueva forma de pensar y actuar ante el problema. En resumen, el eLearning puede ser un gran apoyo, pero no reemplaza la interacción con el profesor que es lo que genera el verdadero aprendizaje.

Eduardo Saleh Sabat Psicólogo Organizacional Abril 2023


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