Irene era el tipo de empleada con la que todo gerente soñaba. Trabajadora y dedicada, se destacó en su papel de gerente de proyecto líder. Su naturaleza concienzuda significaba que las tareas se hacían a tiempo y que cada detalle se tenía en cuenta. Su habilidad para detectar y manejar los matices fue invaluable en el entorno matricial de su organización. Muchos incluso bromearon diciendo que Irene era el "corazón" del equipo, a quien todos acudían en busca de compasión, cuidado y apoyo moral.
Pero a veces, la profunda sensibilidad cognitiva y emocional de Irene se apoderaba de ella. Los cambios de última hora la hicieron caer en picada y comprometieron su productividad. Irene rehuía la confrontación y, a veces, evitaba dar la retroalimentación necesaria a otros colegas, lo que bloqueaba los resultados del equipo.
Irene es una de cada cinco personas que es muy sensible. La alta sensibilidad, también conocida como Sensibilidad de Procesamiento Sensorial o SPS, es un rasgo que se ha investigado durante más de 30 años. Se relaciona con tener un sistema nervioso más reactivo, sintonizar con las sutilezas del entorno y procesar la información más profundamente.
Los estudios han demostrado que la alta sensibilidad está relacionada con diferencias genéticas en la forma en que el cerebro procesa neuroquímicos como la serotonina, la dopamina y la norepinefrina. Los investigadores creen que el rasgo evolucionó como una forma de mantenerse libre de daño, ya que hacer una pausa y observar llevó a detectar amenazas y oportunidades que otros pasaron por alto.
En un mundo empresarial dominado por la automatización, la digitalización y la creciente incivilidad, la necesidad de personas altamente sensibles nunca ha sido mayor. En una encuesta, los que tienen la mayor sensibilidad no sólo son los más estresados, sino que también son los mejor valorados por los directivos. Esto pone de manifiesto el hecho de que las personas altamente sensibles, cuando se gestionan correctamente, pueden ser uno de los mayores activos en una organización.
Sin embargo, la mayoría de los gerentes no solo carecen de conciencia de este rasgo, sino que también carecen de herramientas para supervisar, nutrir y retener adecuadamente a sus líderes sensibles. Gestionar a una persona altamente sensible (PAS) implica una curva de aprendizaje, pero aquí te explicamos cómo aprovechar lo que pueden ofrecer a su equipo y a su empresa.
Vea la sensibilidad como una fortaleza, no como un defecto.
La neuro diversidad (es decir, diferentes estilos de procesamiento mental, como la alta sensibilidad) conduce a mejores resultados. Pero con demasiada frecuencia, las PAS son vistas como débiles y categorizados como empleados frágiles y demasiado emocionales que necesitan mucha ayuda. Esta perspectiva obsoleta ignora las fortalezas únicas que las PAS aportan a las organizaciones, como la creatividad, la resolución de problemas y la empatía.
Para liderar y gestionar eficazmente a las PAS, los gerentes deben cambiar su perspectiva y reconocer que la sensibilidad es una variación natural de la personalidad y no un defecto. En lugar de ver la sensibilidad como una debilidad, considere las fortalezas que sus empleados sensibles aportan a la mesa y cómo podrían aplicarse. Por ejemplo:
Las PAS son hábiles para detectar patrones, leer entre líneas y captar señales sutiles, lo que los hace muy adecuados para identificar oportunidades o riesgos que otros pasan por alto.
Debido a que las PAS están en sintonía con las emociones y necesidades de los demás, pueden ser persuasores, influyentes y negociadores inteligentes, así como expertos en fomentar el trabajo en equipo y la camaradería.
Las PAS escuchan múltiples perspectivas y encuentran puntos en común, lo que puede ser muy valioso durante la resolución de conflictos.
Priorice la claridad
Las personas altamente sensibles están programadas para buscar el peligro. Esta vigilancia era útil en los días prehistóricos y puede ser útil para identificar riesgos que amenazan la seguridad del equipo o de la empresa. Pero puede causar un exceso de estrés y hacerlas pensar demasiado ante la ambigüedad.
No es ningún secreto que los líderes de hoy necesitan saber cómo operar en un ambiente de mucha incertidumbre y cambio sin precedentes. Las PAS prosperan cuando tienen estructura y claridad, lo que les permite centrarse en su trabajo y rendir al máximo. Para ayudar a los empleados altamente sensibles a mantener el equilibrio, es esencial proporcionar claridad sobre el alcance de su función, sus objetivos y exactamente lo que se espera de ellos. Esto podría incluir:
Envío de agendas y temas de reflexión antes de las reuniones
Permitir respuestas asincrónicas por escrito
Proporcionar un aviso cuando se avecinan decisiones importantes para que puedan adaptarse y aclimatarse.
No lo exponga a la presión
Pensar antes que actuar es una ventaja de las PAS. Esto pueden ser un activo muy valioso en muchas situaciones, ya que permite que las PAS consideren diferentes perspectivas y resultados potenciales antes de actuar.
Puede obtener mejores ideas y desempeño de las PAS si es que les da la oportunidad de pensar y preparar sus respuestas en lugar de presionarlo y someterlo a presión. Esto puede incluir:
Enviar agendas e ideas a considerar antes de las reuniones.
Permitir respuestas asincrónicas por escrito
Proveer una revisión en perspectiva antes de tomar decisiones importantes, de tal manera que se puedan ajustar y aclimatarse.
Del mismo modo, entrene a sus empleados sensibles a hacer frente a los desafíos. Tal vez pueda ensayar conversaciones difíciles para que se sientan preparados, o conversen sobre cómo podrían manejar los obstáculos para que se sientan más en control.
Proporcione refugio contra la sobreestimulación.
Si el cerebro de una persona promedio absorbe 100 piezas de información, el cerebro de una persona sensible recibe 1.000. No es de extrañar entonces por qué muchas PAS experimenten sobreestimulación: dificultad para concentrarse, irritabilidad, inquietud, fatiga, dolores de cabeza y más. Si se produce una sobrecarga sensorial, una PAS puede desconectarse o retirarse por completo, lo que puede tener consecuencias importantes para su equipo y sus proyectos.
Nadie puede trabajar a un ritmo insostenible, pero la necesidad de descompresión es aún más urgente para las PAS. Estas son algunas de las formas en que he visto que los líderes y los lugares de trabajo brindan refugio:
Designar un "día sin reuniones" una vez a la semana o definir horarios de "no molestar"
Permitir una opción de solo audio durante ciertas reuniones
Fomente las adaptaciones sensoriales, como los auriculares con cancelación de ruido y la iluminación ajustable, así como los descansos periódicos frente a la pantalla
Por último, confíe en los conocimientos de sus empleados con alta sensibilidad. La percepción más aguda de las PAS les permite detectar el agotamiento y la falta de compromiso en los demás. Por ejemplo, pueden notar cuando un colega parece más retraído o percibir cambios en el tono o la energía de las reuniones de equipo. No descarte sus preocupaciones: valide y tome medidas antes de que sea demasiado tarde.
Al reconocer y valorar las contribuciones de los miembros del equipo que son altamente sensibles, los gerentes pueden crear una cultura laboral más inclusiva y de apoyo que beneficie a todos.
Traducido del Harvard Business Review: Monday, April 13 2023. “Sensitivity Can Be a Superpower at Work" by Melody Wilding
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