La felicidad está de moda. Abundan los estudios de cuán importante es la felicidad, el impacto del trabajo en la felicidad, tiempo libre y felicidad, y varios otros temas asociados. Cuando se trata del trabajo, se habla de tener flexibilidad horaria, menos horas de trabajo y mejores condiciones. Rápidamente se evoca el edificio corporativo de una gigante tecnológica ubicado en una ciudad muy conocida, en donde los profesionales deambulan creando e inventando el futuro en un entorno ultra tecnológico, todo es touch, wireless y muy sofisticado.
La pregunta que me hago es si para una persona común y corriente, que trabaja en una bodega con horario fijo para poder recibir mercadería de camiones que llegan a ciertas horas fijas del día, ¿Será posible también pensar en un trabajo feliz? Yo creo que sí, dependiendo de cómo definimos la felicidad en el trabajo. Les comparto algunas ideas para la reflexión de este tema que seguramente ya está en la conversación en muchas empresas.
La primera idea clave es entender si es que la felicidad es interna o externa a la persona. Si es que pensamos que la felicidad depende de cosas que compramos, que tenemos o a las que tenemos acceso, entonces la felicidad se distribuiría de acuerdo al ingreso, o sea, el 20% de la población debería tener el 80% de la felicidad. No parece ser lo que ocurre en la realidad.
Personalmente creo que la felicidad tiene que ver mucho más con la forma como nos relacionamos con nuestro medio y con nosotros mismos que con la cantidad de cosas que tenemos. Les sugiero que tengan en cuenta estos cuatro aspectos claves que impactan la sensación de felicidad y satisfacción en el trabajo.
La habilidad para manejar el estrés es uno de los aspectos claves para cuidad la felicidad. El estrés es parte de la vida, e incluso yo diría es que es saludable, todos lo necesitamos. El problema surge cuando se descontrola, y un problema que nos estresa pasa a ocupar todos nuestros pensamientos y sentimientos. El organismo de la persona estresada rápidamente comienza a mostrar los síntomas: dolor de estómago, que termina en gastritis, colon irritable o úlcera; problemas de sueño, apetito y baja general de energía. Es como si el motor de una moto que aceleró mucho comienza a dañarse por sobreesfuerzo.
Las relaciones interpersonales son una enorme fuente de gratificación y por lo tanto de felicidad. Pero si no andan bien, son todo lo contrario, causan mucha frustración y desmotivación. La dinámica de las relaciones con el jefe directo tiene varios componentes, entre los que destacan cómo se fijan las metas, cómo se entrega la retroalimentación del desempeño y cómo se resuelven los problemas del trabajo. En el caso de los colegas, el clima y el estado de ánimo con el que se trabaja entre las personas es tal vez lo que más incide en lo agradable o desmotivador que puede resultar el trabajo.
Un tercer aspecto que ayuda a la felicidad es la claridad de nuestras metas personales. Aunque parezca obvio, no siempre sabemos lo que queremos. Decimos que lo sabemos, pero al momento de ponerlo en blanco y negro, y más aún al tener que priorizar nuestros objetivos, comienzan los problemas. Por ejemplo, puedo decir: “Me gustaría trabajar como programador de aplicaciones para teléfonos móviles”. Para poder hacerlo, tengo que estudiar y tener un certificado como programador en ese tipo de lenguajes. Pero llevo 3 años sin inscribirme en el curso porque no he tenido tiempo o dinero. ¿No era prioritario entonces? ¿O es que no es realmente un objetivo importante para mi? Seguro que han conocido más de un caso en el que pasa lo mismo.
El cuarto aspecto que les quiero mencionar es el de la organización y disciplina personal. Las personas más felices son las que logran hacer o conseguir cosas, de cualquier tipo. Por ejemplo, el que quiere instalar una panadería es feliz cuando logra que su panadería funcione. El que quiere tener un millón de amigos es feliz cuando disfruta con muchos amigos en un asado. La abogada que quiere ascender en el bufete de abogados es feliz cuando asciende a socia. Para lograr los objetivos, se requiere de trabajo duro y disciplinado, cualquiera sea mi objetivo. Incluso si mi objetivo es la meditación y la reflexión personal, tengo que conseguir algunas cosas para hacerlo posible.
Los invito a que evalúen en una escala del 0 al 100% su grado de felicidad, y luego revisen estos cuatro aspectos para encontrar cuál es el que más podría ayudarlos a subir el propio porcentaje.
Eduardo Saleh Sabat
Psicólogo Organizacional
Agosto 2020
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